Nos sobran motivos para defender la marca de Sitges como ‘Vila Marinera’. De hecho, nuestro ADN es salado: el primer censo realizado en España con criterios estadísticos, y fechado en 1787, señalaba que el 12% de la población tenia ‘matrícula de mar’, es decir, se dedicaba profesionalmente a la pesca. Y por mar se produjo la aventura empresarial de muchos sitgetanos, que hicieron, literalmente, ‘las Américas’, volviendo a casa como prósperos empresarios y alterando luego el paisaje local con sus llamadas ‘casas de los americanos’, de estilo neoclásico o modernista. En algunos casos, sus apellidos se hicieron eternos, como el de Facundo Bacardí, fundador de Ron Bacardí, o Andreu Brugal, fundador de Ron Brugal.

La historia marinera de la localidad también hace escala en el casco viejo, antiguo barrio de los pescadores. Y en la ermita del Vinyet, donde los antes citados ‘americanos’ llegaban agradecidos de sus largas travesías marítimas trayendo consigo algun exvoto de su embarcación que dejaban como ofrenda en esta pequeña Iglesia. Impresiona el espacio, que forma parte del inventario del Patrimonio Arquitectónico de Catalunya, y también su carga histórica, colgada en sus paredes y techo en forma de láminas y barcos en miniaturas.

Pero la historia sigue viva. Sitges no es Vila Marinera por lo que fue, sino también por lo que es. Y esa fuerza motriz la pone la Cofradía de Pescadores de Sitges, una de las pocas que quedan en Catalunya que practica la pesca artesanal. Para situaros, el concepto artesanal está relacionado con barcos pequeños y con un  sistema de captura basado en redes de uso manual. Artes menores, les llaman los pescadores: pesca con nansa, trasmallo, ‘cadup’... Si te interesa el tema, pocas personas te lo explicarán mejor –y más fácil- que Isabel Vivó, secretaria de la propia cofradía, con sede en el Port d’Aiguadolç y que ofrece visitas guiadas que se pueden reservar en su propia web.

Isabel es también una de las responsables de una de las tradiciones marineras más especiales de Sitges: La Festa de la Mare de Déu del Carme, prevista para este 16 de julio. Por culpa del bicho, este año no habrá degustación de pescadito frito en la playa. Pero sí saldrán los barcos en procesión con la Mare de Déu a bordo de uno de ellos. La cita es a partir de las ocho de la tarde. Si no la ves, quizás la oigas, pues cuando las embarcaciones pasan delante de la Iglesia de Sant Bartomeu y de la Ermita del Vinyet se lanzan al aire unos disparos con aroma histórico, los denominados ‘mortarets’.  Y ojo que el 16 de julio también tiene oferta nocturna, porque en Sitges la vida marinera convive con la música durante todo el verano. Y si sumas mar y música, el resultado es Habaneras. ¿Dónde? En el Port d'Aiguadolç de Sitges, que abre así su nueva edición de Conciertos de Medianoche. Ojo: plazas limitadas.

Por cierto, que si estás en Sitges también el 18 de julio, la cofradía ha organizado para ese día una jornada con sabor a vino y sal: Un Mar de Malvasía, actividad conjunta con el Centre d’Interpretació Malvasia (CIM) de Sitges. Reservas también en la web de la cofradía.

Isabel Vivó te invita pues a descubrir el pasado y presente marítimo de Sitges. Te invita a que les visites en el Port d’Aiguadolç, a que les preguntes a los propios pescadores, a que incluso descubras un oficio, el de pescador, que tiene el privilegio de un contacto íntimo con la fuerza más poderosa de la naturaleza. ‘Porque Sitges es mar, ¿verdad Isabel?’ Pregunta ‘poética’ a la que ella responde con un lirismo más certero y autentico: ‘El mar es el aire que respiramos en Sitges desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. El mar es la vida de Sitges”. Nada que añadir. Sólo se trata de venir e inspirar. Tan primitivo y tan vigente.